Cifras y cortijos

Que el verano trae consigo un descenso en los espectadores de televisión es un dato que se ha repetido en esta columna muchas veces. Este año, nada más y nada menos que un 23%, si lo comparamos con las cifras del mes de junio. Las estadísticas del mes pasado han traído otros datos reveladores que habría que analizar con cierta frialdad. Por ejemplo, que se mantiene la caída en picado de TVE-1 a pesar de no cumplir sus protocolos éticos y las recomendaciones salomónicas de aquel comité de sabios. Lo de esta cadena pública desde que se hiciera cargo de ella la señora Caffarel es de auténtico escándalo. Ni renuncia del todo a la telebasura , ni todo lo contrario. Apuestan por concursos miserables como Hasta que la tele nos separe o hacen de la televisión un cortijo para señoritos tipo Bertín Osborne y sus amigos en Ankawa y, al mismo tiempo, en los jugosos cursos de verano dan conferencias en las que afirman con contundencia y sin que se les caiga la cara de vergüenza ideas tipo: «La televisión pública tiene un fin social que hay que preservar sobre intereses privados». Otro dato que llama la atención es que, pese a la pasta desembolsada y el tirón del fútbol por estos lares, durante el mes del Mundial sólo el 50% de la audiencia vio La Sexta. Claro que alguno dirá todo lo contrario: en medio año han llegado a la mitad de la audiencia. En este mundo intrincado de cifras y porcentajes, todo es del color del ejecutivo que los explica. La realidad es que, pasito a pasito, los canales temáticos y de pago van sumando adeptos. Es lo que le ha pasado a MTV celebra este mes 25 años de emisiones musicales. La cadena de televisión llega a 10 millones de hogares españoles a través del canal digital y otros medios como el ADSL. Está claro: con estos gestores, la televisión gratuita tiene sus días contados.

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