El listo del fútbol


Había que separarse un poco de la estrepitosa eliminación para hablar de ella con más propiedad. El acontecimiento televisivo por excelencia podría haber sido algo histórico para nuestra selección, sobre todo una vez vista la baja calidad de los equipos en liza. Una oportunidad que se ha desaprovechado a la primera de cambio, pero no pasa nada. Que el fútbol está lleno de contradicciones lo saben todos, claro, menos los que se dedican precisamente a él que se hacen los longuis . Porque, ¿había alguna razón objetiva para que alguien llame a Luis Aragonés el Sabio de Hortaleza ? Pues no, a no ser que ese alguien fuera profeta y supiera con años de antelación que lograría su renovación en la peor clasificación del equipo. Hay gente que ya le ha cambiado el mote: ahora le llaman El listo de Alemania . Su renovación es un misterio que se escapa a las leyes básicas del sentido común, pero que tiene mucho que ver con los argumentos televisivos que caracterizan buena parte de la televisión que soportamos. El caso es que este tipo cetrino, malhumorado y tocado de chandal permanentemente que tenemos por seleccionador, se ha convertido en todo un personaje popular. Vamos, que da igual que sepa o no de fútbol, que lleve a los mejores jugadores y otras tonterías técnicas. Aquí lo que importa es que todo el mundo lo conoce. Si algo ha demostrado en los últimos años la selección es que buena parte de la plantilla se diseña con ciertos contenidos de marketing según los cuales tienen que estar, no los mejores jugadores, sino los más conocidos. Ahora que Luis Aragonés había despertado el lado cómico al estilo Club de la comedia y su popularidad superaba ampliamente a Manolo, el del bombo, no era cuestión de darle la patada. ¿O es que a Los Morancos y a Marianico, el corto, por poner dos ejemplos, no les han dado nuevas oportunidades?

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