Y vas por la calle
con un libro de matemáticas
debajo del brazo, y lo lógico es que protejas
ese libro de matemáticas con tu propia vida,
o lo tires a un charco, o no
hagas nada y sigas
caminando.
Y vas por la calle
con un libro de matemáticas
debajo del brazo, y lo lógico es que protejas
ese libro de matemáticas con tu propia vida,
o lo tires a un charco, o no
hagas nada y sigas
caminando.
No se puede
recoger toda la basura del suelo,
esa caja no me sirve, si quieres la recoges
y si no quieres me da igual.
No se puede cruzar una plaza, ese perro
cruza una plaza, ese perro cruza
una piedra plana.
((Si
quiere la
cruza y si no
quiere le da igual.))
No se puede recoger
toda la basura del suelo, ese loco
maravilloso toca el pescado y luego se chupa
la mano.
Medio dormido escucho a los perros que
cruzan la plaza de mi pueblo, no se
puede recoger toda la basura
del suelo, no se
puede.
Se ha colado un chino de pelo rizado en el Louvre
portando una pancarta que dice que Navarra
no se toca, y que ayer hizo mucho viento,
y que había salido de casa para comprar
media barra de pan, y que no había
vuelto desde que cerró el pestillo
del baño por dentro, y que
llegó a Francia con
zapatos y volvió
con zapatillas,
en zapatillas,
a zapatillas.
Se acercaba la primavera,
se acercaban las flores en las rotondas,
se acercaban las unas
a las otras.
Se acercaba la primavera y yo llegaba
de nuevo y con gafas, y mi mente
se tornaba compleja cuando lo
que de verdad necesitaba
era descansar.
Hoy sábado veintitrés de marzo he
visto tres cosas por las cuales
creo que abandonar mi
planeta no procede
por ahora.
Primera cosa.
Una nube solitaria
en medio de un día que
parece de piscina pero no lo es.
Segunda cosa.
La sombra de un árbol raquítico proyectada
en la tercera y última cosa que he visto
por la cual creo que abandonar
mi planeta no procede por
ahora.
La lona sucia de un camión
en movimiento.
Quiero que
sean verdes mis ojos, y
quiero que sean ellos los que me hagan ver
el mundo como yo lo veo, y quiero sentirme dichoso,
y quiero sentir el privilegio de no
saber quién soy de
verdad.
Alguien ha dibujado
un culo en el ascensor,
alguien ha dibujado un culo
en el ascensor.
Tengo que hacer algo con la vida,
tengo que dibujar un culo
en el ascensor.
Tengo que hacerlo, tengo que dibujar
un culo en el ascensor, alguien
ha dibujado un culo en el
ascensor y yo quiero
ser ese alguien.
Namasté.
He visto a José Mota comprando helado de fresa
en La Rochelle, he visto a José Mota en plena
batalla, he visto a José Mota cerca de la
carretera, he visto a José Mota
cerca de una casa hecha de
bizcochos y crema.
He visto a José Mota dibujando mandalas
en un cuartucho alquilado, he visto
a José Mota tocando la guitarra,
he visto a José Mota mirando
tres minutos seguidos un
cochinillo envasado
al vacío.
He visto la sombra, he visto el reflejo
de José Mota en un charco y he
visto en los ojos de José Mota
la locura de un hombre que
no conoce la receta
del chorizo de
Pamplona.
Una sala de gente como tú,
parece que saben lo que hacen,
tú también deberías pero no sabes
ni
por
dónde
empezar.
Una sensación de algo falso, una sensación
de algo impuesto arruina tu mente y
arruinado te despiertas un minuto
antes de que suene el
despertador.
No eran como tú, tampoco sabían
lo que hacían, la foto no
eran ellos, la foto
son ellos.
Eres tú,
eres un tipo
que habla de un
tipo y ese tipo eres tú.
Te llamo por teléfono y no me contestas,
porque no te puedo llamar, porque te
pillo hablando en tu funeral, porque
se supone que tú eres el muerto.
Eres tú, eres un tipo que
habla de un tipo y ese
tipo eres tú.