CLOTILDE REFLEXÓLOGA

Clotilde Reflexóloga vive sola.
Su apellido despista.
Clotilde no se dedica a la reflexología.
Clotilde trabaja en una tienda de ropa de caballero.
Hace bien su trabajo.
Hace bien su trabajo a pesar de sus adicciones.
Los domingos se dedica a la pintura.
Ahora está pintando un cuadro al óleo en su salón.
El cuadro representa a dos esqueletos jugando al parchís.

En realidad no sabemos casi nada de Clotilde.

No sabemos nada de sus adicciones.
No sabemos nada de sus aficiones.
No sabemos a qué se dedica
ni tampoco dónde trabaja.

No sabemos su nombre.
No sabemos su apellido.

Clotilde no existe.

LOS MONOS

No volváis a confiar en mí
ni a darme una llave
de nada.

Un montón de monos han entrado por la ventana.

No volváis
a confiar en mí
ni a darme una llave de nada.

Esperad
a que mueran los monos.
Entonces empezaré a vivir desde cero.

Un sentido de mi vida habrá muerto con ellos.

Y seré de nuevo esa persona
de la que no se puede
confiar
ni dar una llave de
nada.

UN MURO BORRACHO

De ser un borracho empedernido.
De haber caminado flotando
tres centímetros por
encima del
suelo.
Y de haber hablado sin tú querer escucharme
por estar yo por encima del resto.

Contando batallitas como un viejo.
Rompiendo tu espacio vital.
Y yo sin sentir
nada…

Dentro de mi cabeza.
Siendo un pesado, un muro borracho.

De todo ello no me disculpo.

CALOR HÚMEDO

Lo peor de Barcelona.

El calor húmedo en verano
y los catalanes todo
el año.

Una palmera se rompe.
Un balón de plástico pinchado cruza la carretera.

Miro los pelos de mis muslos y piernas.
Me parecen raros mis pelos
y pienso:

¡Joder! ¡Qué rara es esta vida!