
¿Sabes cuál es mi problema?
¿Sabes cuál?
Que veo todo igual.
Que todo es un desastre total.
Que formo parte infinitesimal del pedo de un ácaro.
Cuando te creas inmortal
y de repente dos esqueletos te digan
que vas a morir.
Tienes cocaína en las gafas.
Y si te sigues creyendo inmortal,
y si tu bolsa de la droga
tambalea
cuando enciendes el ventilador.
Tienes cocaína en las gafas.
Ay…
Si es que tienes algo suspendido en tu rostro.
Si es que las cosas no siempre son…
Tres puntos suspensivos.
Un
montón
de moscas
que parecen
arañas pero se
comportan como
moscas se comen vivo
a un tierno pichón de paloma
recién caído del
nido.
Y no pasa nada porque a nadie le importa.
Y no pasa nada porque así es la vida.
También mueren las moscas.
Yo las aplasto con mi matamoscas.
Dejan una graciosa mancha roja
en la pared de mi
cocina.
A veces siento que la vida
es
una cocina llena
de rusos hablando en ruso
de frases en ruso que aparecen
en el doblaje ruso de una película americana.
Y no entiendo nada de lo que hablan.
Y no me importa una mierda.
Y me importa una mierda.
Porque como ya sabéis los castellanoparlantes
aquí reunidos en mi poema,
no me importa una mierda y me importa una mierda
significan lo mismo.