
Cuando
las ondas de
la superficie de
un charco muy limpio
y silencioso se cuelan en mi
cerebro seco, me siento desnudo
y rodeado
de chumberas
en la ribera de un
pueblo sin cementerio.

Cuando
las ondas de
la superficie de
un charco muy limpio
y silencioso se cuelan en mi
cerebro seco, me siento desnudo
y rodeado
de chumberas
en la ribera de un
pueblo sin cementerio.
Soy de mi pueblo de toda la vida. Ver todas las entradas de Txema Maraví Artieda