Los que somos de pueblo
sabemos que no
pican.
Que nos tienen más miedo ellas a nosotros
que nosotros a ellas.
Que no les gusta que nos duchemos,
y menos
que lo hagamos bostezando.
Ellas saben cuando lloverá, se inquietan,
conocen todas
las tormentas futuras.
Son tan finas sus patas y tan fino su corazón,
que a veces el viento las arrastra como
si fueran pelusas.
Tú no tienes la culpa de ser tan feo por dentro,
tan
poco estiloso.
Supongo que la vida te hizo así.
Igual que tú, las arañas
no tienen la
culpa.