Llegará el día.
Y cuando llegue todos estaremos
muy contentos.
Mientras tanto esperaremos dentro
del coche cubiertos con un
montón de mantas
de invierno.
Desde la calle, un niño con cara de
mini torero
nos mirará fijamente a los
ojos.
Pensará que nos hemos vuelto locos.
El bocadillo vegetal con atún y huevo
que guardamos en la guantera
olerá fatal.
Y nos lo comeremos.
Y empezaremos a notar un picor extraño en el paladar.
Mientras tanto el niño con cara de mini torero
no dejará de vigilar
y de mascar
chicle.
Porque tendrá un montón de chicles
de melón en el bolsillo.