Supongo que
mañana vendrá La Idoya.
Supongo que a ella tampoco
le gusta el sonido
de su voz.
Como a mí.
Como a todos, a ella le gusta viajar.
Llevo diez años discutiendo con
La Idoya.
Es un despropósito de ser humano.
Su pasión por el mal me fascina.
Su eyeliner no conoce límites.
Y es que
creo que creo en el amor
que siento y profeso
por La Idoya.