Un hueso de
aceituna encima de una silla,
y en el suelo de la calle una sombra
de muerte.
Lo veo todo claro, me siento lúcido
antes de la migraña.
No puedo conciliar el sueño.
Puede ser debido a que sólo pienso en que
soy más guapo que la chusma.
O puede ser debido a que tú a mi lado
sólo fuiste un edredón
arrugado.
Y es que accediste a mi patética vida
entre dos contenedores.
Y por eso no te pude ver.
Y por eso te atropellé
con el coche.