
Hace tiempo, un ciego cojo destornudos violentos
al que incautaron tres discos duros
llenos de porno duro para
ciegos de nacimiento
me dijo:
¿Quieres verme limpiándome el culo?
Yo no me veo y de nada me sirve un espejo convencional.
Y luego gritó jubiloso:
¡Que vivan los pasos de tortuga!
¡Que vivan los pequeños y lentos avances!
¡Viva el cumplimiento de tus objetivos razonables!
Entonces le tomé por un loco ciego de nacimiento cualquiera.
(Por sus discos duros sobre todo).
Pasó
el tiempo y yo
sin saber que pasaba, me tumbé a pensar en la cama:
¡Maldita sea!
Me siguen calando sus gritos llenos de júbilo
y me sigo planteando una respuesta
a su invitación.
