Y SE PUSO A LLORAR

Miradle.
No envejece ni un segundo.
– Le dijeron.

A lo quel viejo contestó:

Estuve en la trena.
Ahora se alquila mi alquiler.
Todo es un sueño cuando sestá solo.

Y se puso a llorar.

¡Miradle!
¡No para de llorar y de quejarse!
– Le gritaron.

A lo quel viejo contestó secándose las lágrimas:

Necesito un abrazo largo.
Con esta tormenta me he desvelado como una araña.
Tengo que lavar mis calzoncillos a menudo
porque se me cae la mierda
del culo.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *