
Miradle.
No envejece ni un segundo. – Le dijeron.
A lo quel viejo contestó:
Estuve en la trena.
Ahora se alquila mi alquiler.
Todo es un sueño cuando sestá solo.
Y se puso a llorar.
¡Miradle!
¡No para de llorar y de quejarse! – Le gritaron.
A lo quel viejo contestó secándose las lágrimas:
Necesito un abrazo largo.
Con esta tormenta me he desvelado como una araña.
Tengo que lavar mis calzoncillos a menudo
porque se me cae la mierda
del culo.
