
– ¡A el cura Don Francisco se le ha caído la sotana!
Eso dijeron los monaguillos del pueblo.
Luego salieron todos pitando de la iglesia y se fueron directos
al bar.
Los padres fumaban trujas y bebían güisqui.
Los niños comían pipas de girasol y chupaban polos helados.
Todos muy contentos y enredados
con sus alegrías y tristezas.
´´´
A mediodía
los monaguillos y los niños
se colaron en las obras de la nueva urbanización.
Necesitaban tablas y clavos.
Y los padres siguieron bebiendo más güisqui mientras
sus tías abuelas ultimaban los preparativos
de una gran comilona con
ensaladilla
rusa.