A Floralys le gustaba pasear con un látigo.
Llevaba medias de vinilo, botas rojas largas y una gorra con visera.
Un buen día, cerca de una tienda de mascotas,
una poli pelirroja y pecosa le pegó
una paliza brutal.
La mandó al hospital con seis costillas rotas y rota la nariz.
Cuando fui a verla a la unidad
de cuidados intensivos
Floralys estaba
dormida.
Me dijeron
que respiraba con dificultad,
que amaba la violencia y que agradecían mucho mi visita.
De pronto Floralys se despertó y me dijo:
Únete al movimiento STOP PARÁSITOS.
Únete al SINDICATO DEL CRIMEN ORGANIZADO.
También me dijo con los labios estirados,
con lo que parecía ser una sonrisa
estampada en su rostro.
Te
regalan el látigo,
las medias de vinilo y un par
de botas rojas
como las
mías.