Hola, me llamo Mario.
Entre semana trabajo en un párking subterráneo.
Mi jornada diaria es lenta
y
perfecta.
Tengo gruesos los pelos de las cejas.
Gruesos como patas
de
insecto.
Los viernes por la tarde, cuando salgo de trabajar,
me gusta ir a la biblioteca.
Me gusta ese camino vespertino.
Por las noches, mientras me lavo los dientes,
miro tu ventana iluminada.
Caminas de un lado a otro en bragas.
Nada reseñable.
Me vuelvo a la cama.