Mis aviones
de papel nunca volaban.
Un esqueleto me daba consejos, y había
que ver cómo aconsejaba.
Agarra ese palo.
Suelta ese
palo.
Una noche de verano
atrapé una luciérnaga y la metí
en un bote de
plástico.
Por el día estaba muerta y fea.
Por el día
era un horrible gusano.
Y es que, hombre con camisa de cuadros,
y manos, y brazos de goma colgando.
Era un horrible gusano.