Necesito no estar.
En Pamplona,
un viejo feo de Tudela
roba un tomate feo de Tudela
en un Covirán.
Necesito no estar.
En mi casa, un economista Premio Nobel de La Paz
me quema el culo con una vela.
Necesito no estar.
En la playa, una niña gorda tostada por el sol,
una niña que parece una bola de barro,
hace la croqueta en la arena y
luego llora exigiendo un
helado.
Necesito no estar.
En mis sueños conduzco todo el rato,
y me choco todo el rato contra
la misma pared.
Hoy suenan las campanas de todas las iglesias.
Hoy suenan todas las campanas.
Y tú me preguntas si
soy feliz.