Qué pronto se me ha olvidado
que por dar patadas a una
pared me rompí
un pie.
Y mientras tanto aquí sigo, de fiestón,
con los abuelos, con hijos
y todo el copón.
Las luces
de los ojos de los demás
no me dejan pensar con claridad.
Una seta venenosa crece en la copa de un
platanero cercano.
Y me pica el culo sentada en mi silla.
Y me pica la vida contigo
a mi lado.
Creo que una cámara de vigilancia nos vigila.
Creo que nos vigilan, a mí y a toda
tu
familia.
Ay por dios, la policía.
Vámonos de aquí mi amor.
Luego en casita seguiré dando patadas
y contándote mi vida.
Cariño, qué quieres que te diga.
Siempre has sido una
persona extraña
para mí.