No me fío
un pelo del calvo.
Mató de una patada a un perro.
Se hizo viejo, sordo y facha de repente.
Sus hijas son navarras, tienen veintidós años
y se graduaron en psicología
en la Universidad de
Navarra.
El calvo también es navarro.
Ahora mismo
ese hijo de perra
me ciega con el reflejo
de la pantalla de su teléfono
móvil.
Lo hace a posta.