Pensaba
una rana posada
en la piedra de una charca.
Me siento un poco aturdida, siempre
buscando el amor en lugares
equivocados, me cuesta
entender al resto de
los anfibios.
Un grupo de ranas
cruzó de pronto
la charca.
Míralas qué aburridas, míralas qué inútiles,
ya no giran sus panzas hacia la luna,
ya no brillan sus cuerpos
mientras nadan.
Y la rana saltó al agua, y giro su blanca panza
hacia la luna, y dejó de nadar, y brillante
acabó en el fondo de
la charca.