Siempre rozo
una planta seca con el hombro,
me trastorna la prisa por llegar a ninguna parte,
me atosigo si cambio de rumbo, me pongo contento
si nada soy en tu mundo.
No brillan tanto los cristales de mis ojos,
me asusto igual que tú, tengo tus
mismos pies, no me gusta
caminar descalzo.
Pero tengo una cualidad,
una cualidad que no
es un defecto.
Pienso despacio.