Sabe lo raro que resulta ser para los demás
y por eso cuando sale a caminar
se multiplica
por siete.
No conoce alimañas en la zona media de Navarra,
no escribe casi nada, es la mano de Dios
quien dicta sus palabras.
Se pregunta en ocasiones.
¿Cómo se barren unas escaleras?
¿Se precipita el polvo en partículas?
¿Desciende lo visible como el agua en primavera?
Si bebe café con leche
nunca lo acompaña con un croissant,
tiene miedo de atragantarse como lo hizo
ese pobre hombre
del Baztán.