Se ha chocado un camión cargado de ginebra
con otro cargado de tónica cerca
del polígono Agustinos.
Urge mandar camioneta de limones.
Mientras tanto, en una rotonda cercana, un
camarero calvo aprieta la mandíbula
y se rompe un diente antes de ser
arrollado por un tractor.
Todo se observa reflejado en las llamas,
todo se observa reflejado en
en mi espejo retrovisor.
Los ojos rojos redundan con la mirada
y los amantes follan sin protección
en los pasos de cebra.
Tú me acompañas con los pies en la guantera
y no te fijas en un charco de sangre seca
en medio la calzada.
No te fijas en nada, no te importa nada
el estado de la carretera.
me gusta un montón ver cómo te van saliendo cosas especiales poema a poema. En éste, mi parte favorita es la última.
El otro día escuché a no recuerdo quién decir que no sabía qué pensaba de un tema hasta que se ponía a escribír sobre ello. ¿Te pasa algo parecido a tí también?
muaa!
no pienso en nada, es el propio lenguaje quien dicta, la mano de dios 😉
mmua