El hijo de la Miró

Han pasado el concurso El primero de la clase a las mañanas. Dicen que con el fin de no recibir tantas quejas. Yo me alegro de esta rectificación porque con ella cobra sentido la crítica en su función de velar un poco por los espectadores. Estoy tan contento con que me hayan hecho caso que es posible que comience a proponer horarios. Por ejemplo: mañana me vendría bien que los telediarios los adelantaran un poco porque con esto de la Champions, aquí no hay quien se entere de nada.
Los de Cuatro comienzan su segunda temporada con ambición. Han fichado a Concha García Campoy y le han propuesto el caramelo de dirigir (últimamente estos programas duran tanto que lo llaman conducir) el programa matutino. Si hasta ahora habían apostado por los vídeos y programas musicales, este curso levantan el telón de las tertulias mañaneras, incluidas las de sociedad, sin hacerle ascos a los temas rosa. Para ello han fichado al hijo de Pilar Miró y novio o ex de la hija de la Duquesa de Alba. Dicen que el chaval merece tener una oportunidad de que lo conozcan por sus actos y no por ascendentes, parejas, braguetazos y amigos de mamá. Y encima no le preocupa en lo más mínimo mi crítica y añade: «Me han dado mucha caña en la prensa del corazón, así que no creo que una columnita en la última página del periódico me vaya a afectar». Supongo que con esta frase adivinatoria se refería a esta columna salomónica capaz de cambiar los horarios de los programas. Por su parte, Campoy, a quien cada vez que deja un tiempo la radio le ofrecen un bombón televisivo que llevarse a la boca, está convencida de que «si no hiciera televisión ahora, ya no hubiera vuelto nunca». Pues mira, Concha, eso no me lo creo. En el pequeño universo de nuestra televisión, tu estrella está condenada a jubilarse en vivo y en directo.

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