Mota y Gadafi

EL anuncio del fin de las armas de ETA no ha sido el momento televisivo que se le requería al tema. Puede ser que la reiteración de la presentación no aportara nada nuevo a otros comunicados con la estética de ETA. El caso es que la televisión no marcó la diferencia respecto al resto de los medios y mucho menos contra la prensa. Parece claro que tras el gesto de la banda lo que llegue está todo por hacer. A cambio, la muerte de Gadafi ha sido el espectáculo dantesco que nadie quisiera ver nunca. Las imágenes de los teléfonos móviles han convertido el momento de su detención y asesinato en uno de los espectáculos macabros de nuestra historia contemporánea. Las imágenes de mala calidad que se han ido sucediendo. Cada informativo iba aportando unas nuevas a las anteriores donde se veía que el tirano había recibido un trato atroz. La justicia sigue siendo la ley del Talión en buena parte del mundo. Pero una vez más la crudeza de las imágenes ha saltado por encima de todos las normas que últimamente se respetaban en los telediarios. Ninguna cadena se ha resistido a emitir unas imágenes con una carga informativa que desbordaba la noticia para convertirla en espectáculo macabro.

Como macabro sigue siendo la manía de José Mota de recuperar para la nueva temporada su personaje El Tío la Vara. Un tipo francamente retrógrado que no aporta nada al humorista. Hubiera sido un buen momento para deshacerse de este personaje que salda los agravios a golpes. Por más razones que posea para la paliza; no se entiende que en una tele pública no se le ponga unas vallas a este tipo de humor burdo. Habrá muchas diferencias pero el actor José Mota dando mamporros a los banqueros se asemeja un poco a los rebeldes libios apaleando al pelele monstruoso de Gadafi. Menudo papelón.

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