Baile de escaños

La noche electoral parecía diseñada para hacer aficionados a la política y al periodismo. Las elecciones en la CAV acabaron en baile, aunque más que un aurresku aquellas tablas simulaban el baile de San Vito. Fue una noche intensa porque las declaraciones de los protagonistas fueron sucediéndose de manera continuada. Se iban superponiendo como si obedecieran a un guión marcado de antemano. Lo más llamativo era que todos los portavoces tuvieron su momento de explicarse. Desde la comprensible tristeza de Ziarreta y Madrazo, la enigmática aparición de Basagoiti y Oyarzabal que estéticamente más parecía su confesión como pareja de hecho o su salida del armario que la celebración de sus decisivos 13 escaños. Pero el momento álgido fue cuando el último baile de cifras les pilló en directo al PNV. Todos celebraron el escaño de EA como sucede en el Bernabéu cuando el Español le mete un gol al Barça. Lo que más ha cambiado de las noches electorales es el ritmo. Antes los datos del escrutinio iban apareciendo tan lentamente que podías irte a cenar con el 25% y volvías a la hora y llevaban el 30%. Ahora no, ahora te largas a por un vaso de agua del grifo y lo que era una mayoría simple se convierte en absoluta; que es lo que les ocurrió a muchos espectadores en Galicia. Pero el papelón lo tienen los expertos y comentaristas. Tienen que valorar los datos, adelantar los acontecimientos y clavar los titulares pensando que lo que digan vale para cuatro años. Vamos, el arte de hablar sin pronunciarse para no cagarla. Para los amantes del morbo electoral, animarles, porque ya falta menos para las europeas. Claro que, en ésas, no hay manera de que alguien pierda los nervios. Ahí los datos son como si el Everton le mete un gol al Chelsea. ¡Qué más da quién gane en Europa!

Un comentario en «Baile de escaños»

  1. Tienes razón Javier, tanta velocidad en el recuento está bien, pero hace que el morbo, interés, … alegrías y tristezas bailen tan rápido en la espera que mejor asomarse al final: Para mí , la velocidad hace que las noches de elecciones pierdan un poco de encanto.

    Sldos

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