En tono de farsa

La semana comienza con una feroz pelea por la audiencia. Pero no todos juegan con las mismas armas. TVE propone, por ejemplo, Herederos , una serie a la que le pasa como a esos paradores nacionales que tienen buena pinta por fuera pero no hay manera de que se les vaya el olor como a naftalina y franquismo. Ayer acabó la última de las temporadas sin que en ningún momento haya conseguido atrapar por su novedad. Digamos que apuestan por no sorprender más que con el argumento y no con la realización. Todo lo contrario que Física o Química, al que se le ha querido dar tal carácter de novedad a fuerza de crearle un canal y hacer que los chicos se la puedan descargar antes en el móvil. En el nuevo marketing televisivo además de serlo hay que parecerlo y no es lo mismo bajarse la frescura de actrices como Nuria González, Ana Milán y Blanca Romero que enganchar con el perfume a compresa de Conchita Velasco. Claro que el gran muro que franquear los lunes para los conquistadores del fin del mundo sigue siendo CSI; da igual que sea a las diez en Miami que a las mil en Las Vegas. Esta fórmula sigue funcionando a pesar de que tenga mucho ex entre los espectadores, aburridos de tanta pista imposible. Pero para pistas imposibles e inútiles, las de la retransmisión de la final de fútbol americano (Superbowl) en Canal +. Una aceptable realización desde el punto de vista técnico pero que tampoco aporta nada en la comprensión del espectáculo. Un juego espectacular que, visto de esta manera, tiene algo de videoconsola. Los comentarios con acento neoyorquino no hacían sino despachar a cuantos se habían hecho a la idea de entender por una vez el espíritu de una final de las que tanto hablan en las películas. Lo peor es que uno sabe de antemano que no hay sorpresas. Como los Goya, el juego no es en directo y adquiere un tedioso tono de farsa.

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