Gris Pirulí


La competición por la audiencia tiene un punto similar a la que se produce en el deporte. Por un lado, las grandes cadenas con todo su potencial de fichajes juegan siempre a ganar y si pueden por goleada. Pero, de vez en cuando, se les cuela algún pequeño o mediano, que tiene la habilidad suficiente como para competir contra su enorme presupuesto y ganarle. Eso hizo anoche por ejemplo ETB 2 con La noche de… con los comentarios de Félix Linares primero y con el filme Ned Nelly, comienza la leyenda que lidera la clasificación con un 18,2%. Y es que la liga televisiva es una competición más dura que la del fútbol o la Fórmula 1. Primero, porque es permanente y lo que vale para un minuto no sirve para el siguiente y, segundo, porque en la tele el que gana no siempre es la mejor programación. Miren si no Escenas matrimonio, que día a día consigue, no sé cómo llamarlo: un minuto de gracia en el que barre, un lapsus en el subconsciente en el que capta la atención de los espectadores o una filtración a través de las antenas que le permite entrar al mayor número de hogares. Y hablando de antenas, la más espectacular y conocida de nuestra televisión es el edificio monolito madrileño del Pirulí, que ahora cumple 25 años y que se construyera con el fin de que los mundiales de fútbol de 1982 no fueran el hazmerreír a los ojos del mundo. La nueva tecnología de este falo gigante y puntiagudo sirvió para que buena parte de la gente se hiciera con una televisión a color. Hoy desde esa torre se difunde las señal de radio y TV para 34 programas de televisión, 14 de radio FM, 18 de radio digital además de servir de soporte para otros servicios de telecomunicaciones. Las bodas de plata del Pirulí es la mitad de la historia de nuestra televisión. Vamos, que la mitad fue a blanco y negro y, la otra mitad, a color, sí, pero bastante gris.

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