Por la entrepierna

MIENTRAS a la selección española de fútbol los gabachos le daban por donde la espalda pierde el nombre, otro dilema nacional ocupaba las conversaciones improvisadas del trabajo y las tertulias del café. Por fin se supo cómo la exuberante Marlene Moreau, concursante de La isla de los famosos, entró de contrabando un mechero a la isla. Para ello, no escatimó en detalles. Primero lo introdujo en un condón, y todo ello se lo metió en como quiera que le llamen a esa parte que tienen las mujeres allá donde el ombligo pierde el nombre. Por ahí mismo se pasa Telecinco y Lydia Lozano la resolución del expediente que se le abrió tras informar con reiteración y alevosía que Ylenia Carrisi, hija de Albano y Romina, estaba viva. La Federación de Asociaciones de Periodistas (Fape) dice en su resolución que esta mujer vulneró múltiples normas y principios que incluso erosionan la credibilidad de los medios de comunicación. Pues bien, Lydia mantiene su silla en esas tertulias y, desde luego, no se corta un pelo a la hora de traer informaciones en exclusiva. Si para cualquier periodista un caso así hubiera hundido su carrera, en el mundo del corazón todo esto no importa. Mezclan cotilleos, chascarrillos y vivencias particulares. Algunos periodistas conviven con los famosos y juegan a ser más conocidos que los personajes a los que destripan. Vamos, que van a todos los saraos y algunos llegan en limusinas a la altura de las estrellas rutilantes de la televisión en que han convertido este circo del cotilleo. Da igual que mientan. Eso es lo que se puede deducir de la presencia de la Lozano en esas tertulias de la cadena. Lo peor es que la traición al periodismo se hace impunemente. Bueno, impune no: la sufre el resto. Los que respetan las reglas y hacen del periodismo una labor social imprescindible.

2 comentarios en «Por la entrepierna»

  1. Recuerda sobremanera -con sus diferencias- el caso del ínclito Pepe Navarro, recibiendo lo que él había repartido. Ahora, lloriquea ante El Loco de la Colina (ayer último programa…de momento…) quejándose del poco caso que sus antiguos jefes de Tele Five y Antena Trois le hacen a la hora de «acabar» con los programas que de su excelsa persona hablan, farfullan y cotillean.

    El zorro se queja de que se le rebelen las gallinas: dejemos el masculino en Lydia -por aquello de ser elegantes- pero igual que Pepe, lloró desconsolada, eso sí, sin perder ni un poquitín de la capa mortuoria de maquillaje que en TV se ponen.

    Metáfora completa: ni Navarro ni la Lozano se quitan fuera de su medio de trabajo tal gruesa capa de cemento armado de la jeta.

    Salud y Filosofía, compañeros.

  2. Puede que tengais razón a mi su voz me pone malo es como la de una cacatua o un papagallo. Ahora bien se bajo del todo el volumen y me concentro esta tía no esta tan mal, con eso labios, vamos que me pone más que la filosofia de Epicuro desde luego. Ahora eso de la muerta que estaba viva hace falta ser zorrón, zorrón.

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