rodeados de silencio
Yo estaba tumbado entre sus piernas
y apoyada de lado estaba mi cabeza
en su estómago
descansando
Y todo el mundanal ruido
había desaparecido
en aquel maravilloso instante
junto a ella
Y su corazón en sus tripas
no palpitaba al mismo ritmo
que lo hacía el mío
Lo más raro es que los dos
estábamos completamente sobrios
cuando nos miramos a los ojos por última vez
y nos dimos cuenta de aquello
al mismo tiempo
…