Te cuento que sueño
que te cuento que lo he soñado.
Te cuento que cruzo un puente desvencijado
y llego a un bosque amarillo donde un oso
melindroso mastica jalea escondido en
su madriguera de piedra y supongo
que mirando aprendo del oso.
Te cuento que sueño
que te cuento que lo he soñado.
Te cuento que cruzo un puente desvencijado
y llego a un bosque amarillo donde un oso
melindroso mastica jalea escondido en
su madriguera de piedra y supongo
que mirando aprendo del oso.
Yo soy decorador como tú,
entro en un bosque
y me mareo.
Sólo una estampa bella no me marea,
sólo una estampa bella de unos
cuantos ciclistas, y eran un montón de pelusas
en el aire, y alguna en su nariz, y luego esa casa de diseño
en medio de un pueblo.
Se descongela un bloque de hielo
y quiero que setencharque
a ti el estómago con esa
cerveza caliente y no
a mí.
Por eso te la regalo, para
que sencharque y esté
triste tu estómago
y no el mío.
Tengo un gato
y soy alérgico a los gatos,
y por eso tengo un gato dentro
de una burbuja.
Corretea por la casa, se choca con las paredes,
pero no caza moscas, pero no
caza ratones.
Tengo un gato rodando en el salón,
tengo un gato rodando en la
cocina que araña, que ha
pinchado su burbuja
¡Aaachís!
con las uñas.
Un perro llora encerrado en
el maletero de un coche y
nosotros hacemos ruido
enamorados
en Coney Island.
A mí no macefalta llevar escote
para quererme todo el rato
en Coney Island.
Pasarse de sal es mal en Coney Island.
Da esa impresión en Coney Island.
Creo ques iracundo en Coney Island.
Sestágusto en la sombra en Coney Island.
Te regalo una funda para la muela
en Coney Island.
Te regalo un implante,
te regalo una muela
en Coney Island.
Te traigo el currículo
métido
porélculo, te traigo pan.
Te traigo rigor, exactitud y calidad en mi trabajo.
Tú que con tu dengosa manera de pensar
me pides un milagro te propongo
un entierro cristiano para cada
paloma muerta.
Ponte dondestaba yo, dime que
te parece bien y me acerco,
y en el último momento
tesquivo.
Esa forma de ser concreta
en una etapa de la vida concreta
que reconoces y te provoca náuseas.
Ese olor de las tiendas de ropa que tantos
comentarios genera entre
los adolescentes.
Esa paloma muerta que cambia de color en
el suelo de la calle y de fondo esa
zurda melodía peruana.
Ese qué bueno verte después de tanto
tiempo, soy un pavo, soy alto
y no llevo tacones.
Yo quiero que aparques la furgoneta en doble fila
pero tú me dices que lo quieres más fino
para meterle queso
por dentro.
El que no lo es no lo es para todo, me dices.
El que no lo es no lo es para nada,
te contesto.
El todo y la nada se pertenecen y se
mantienen flotando en el cosmos
de la lengua castellana,
me contestas.
Touché.
León Felipe,
recíteme hoy un verso en toda la puta cara
y le diré que me putoencanta no,
lo siguiente.
Quizás el mejor poema del mundo lo tuvo algún día
entre sus manos pero se le olvidó por completo
por no tener entre sus manos una
pluma de ganso.
León Felipe, no se la flipe, acabo
de leer un poema suyo
de alucine.
Sentado en un banco
esperando el poema imagino
cuatro señoras de pies de plata buscando un
bebé camuflado en los columpios de un colegio abandonado.
Imagino que trabajo cortando jamón de la pata de un cerdo desconocido.
Imagino que me deslizo un lunes como una paloma entre los coches.
Imagino que cerca de la orilla me froto una rodilla excitada.
Imagino que vivo en una casa forrada de moqueta.
Imagino dos millones de cánceres de piel.
Esperando el poema sentado en un
banco imagino que me imagino
sentado en un banco
imaginando.