
La sensación de que no puedes hacer nada.
Ese bloqueo mental y físico en el pecho.
Ese crujir de los huesos del cuerpo.
Encerrado en tu habitación.
Tumbado en la cama con la persiana bajada.
Solo y triste.
Amarillo y blanco.
No
es tan
importante el baile.
No lo es.
No pasa nada si nadie baila.
Podéis mover una teta con esa camiseta.
Podéis mover el pito dentro del calzoncillo.
Haced lo que queráis pero dejad de bailar por favor.
Tengo carcajadas y cuajadas para el que quiera.
Tengo carcajadas pero cero bailes.
Hoy no se baila en mi poema.
Hola, me llamo Mario.
Entre semana trabajo en un párking subterráneo.
Mi jornada diaria es lenta
y
perfecta.
Tengo gruesos los pelos de las cejas.
Gruesos como patas
de
insecto.
Los viernes por la tarde, cuando salgo de trabajar,
me gusta ir a la biblioteca.
Me gusta ese camino vespertino.
Por las noches, mientras me lavo los dientes,
miro tu ventana iluminada.
Caminas de un lado a otro en bragas.
Nada reseñable.
Me vuelvo a la cama.
Dos mil quinientos quince mil es raro.
Dos mil quinientos quince mil no es correcto.
Lo correcto sería decir dos millones
quinientos quince
mil.
Pero
en este
poema lo correcto
se puede ir a la mierda.
Y por eso beso a una cucaracha
Y por eso beso a una paloma
Y por eso beso a una rata.
Lo correcto sería matarlas.