
Hay
gente
que con
el paso del
tiempo craquela.
No como tú que naciste queriendo nacer.
Los champús están frescos,
como de la nevera.
No lo sé Susana.
Susana no lo
sé.
Tengo ganas de no hacer nada.
Me costó entrar en este gran embudo.
Al fondo veo toldos y fachadas pintadas de blanco.
El final del embudo es tan grande que
cuando salga no me daré
ni cuenta.
Y saldré por aquí.
Ahora estoy aquí.
Entré por aquí.
Entré por aquí.
Ahora estoy aquí.
Y saldré por aquí.

Hace tiempo, un ciego cojo destornudos violentos
al que incautaron tres discos duros
llenos de porno duro para
ciegos de nacimiento
me dijo:
¿Quieres verme limpiándome el culo?
Yo no me veo y de nada me sirve un espejo convencional.
Y luego gritó jubiloso:
¡Que vivan los pasos de tortuga!
¡Que vivan los pequeños y lentos avances!
¡Viva el cumplimiento de tus objetivos razonables!
Entonces le tomé por un loco ciego de nacimiento cualquiera.
(Por sus discos duros sobre todo).
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Pasó
el tiempo y yo
sin saber que pasaba, me tumbé a pensar en la cama:
¡Maldita sea!
Me siguen calando sus gritos llenos de júbilo
y me sigo planteando una respuesta
a su invitación.