EL ESTADO DE LA CARRETERA

Se ha chocado un camión cargado de ginebra
con otro cargado de tónica cerca
del polígono Agustinos.

Urge mandar camioneta de limones.

Mientras tanto, en una rotonda cercana, un
camarero calvo aprieta la mandíbula
y se rompe un diente antes de ser

arrollado por un tractor.

Todo se observa reflejado en las llamas,
todo se observa reflejado en

en mi espejo retrovisor.

Los ojos rojos redundan con la mirada
y los amantes follan sin protección

en los pasos de cebra.

Tú me acompañas con los pies en la guantera
y no te fijas en un charco de sangre seca

en medio la calzada.

No te fijas en nada, no te importa nada
el estado de la carretera.

ENDIVIA POR ENVIDIA Y ENVIDIA POR ENDIVIA

Nada me molesta y me aburre tanto
como la envidia.

Nada me gusta y me sabe tanto
como la endivia.

Lee mi poema y dime
si nada te molesta y te aburre tanto como la envidia,
si nada te gusta y te sabe tanto como

la endivia.

Lee mi poema
y si resulta que no te gusta ni te sabe tanto la endivia
y no te molesta ni te aburre tanto la envidia
puedo cambiar

endivia por envidia y envidia
por endivia.

GERMINA EL POEMA

Cuando las fachadas no lo consiguen,
cuando pasa el tiempo de colores
y una gota de lluvia se cuela

en tu bolsillo.

Cuando la estructura y disposición
de un club de tenis quiere que
deje de llover y vuelvan

los patos.

Cuando tus bolsas de la compra
están vivas.

Entonces y sólo entonces
germina el poema.