UNA BONITA PROFESIÓN

¿Cómo no pude saber desde niño
que la vida era muy corta y que por lo tanto
debía vivir cada segundo como si fuera un regalo?

Porque no lo era.
La vida no era corta entonces.

Los veranos eran infinitos
y el resto del año una
vida entera.

Yo era un
castillo de naipes, eso es verdad.

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Mi muerte sólo existía en un plano lejano.
Pensaba en ella pero desde
otra
dimensión.

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Ahora me quejo, me quejo y me quejo.
Y cada vez que me quejo alguien farfulla entre las sombras:

Es lo que hay.

Cada segundo de mi vida es un regalo, lo digo en serio.

Vivir es una profesión bonita,
es una bonita profesión.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

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