Sólo te vi un día.
Te acercabas y me arañabas la rodilla.
Parecía como si quisieras ser adoptado por mí,
o quizás, sólo querías comida.
Algo de comida te cayó, eso te salió bien.
Lo que no te salió bien fue lo de ser adoptado por mí.
En seguida me metí en casa y
seguí bebiendo y fumando
con mis fantasmas,
olvidándome
totalmente
de ti.
No estoy hecho para cuidar de nadie.
Sólo puedo cuidar de mí, y a veces lo hago mal.
Lo siento gatito.
Hoy por la mañana te he llamado
y ya te habías ido a no
sé dónde.
Espero
que te vaya bien
y que por lo menos aprendas
a cuidar de ti, ya que puede que nunca
nadie que no seas tú,
cuide de ti.
Esto es
así.