EL BOSQUE AMARILLO

Francisco
tiene la carita sucia,
el viento del norte ha envejecido
su rostro y las drogas de diseño han

cerrado su mente.

Francisco prefiere vivir obcecado pero dispuesto,
prefiere perderse consigo mismo y
prefiere hacerlo dentro del

bosque amarillo.

El bosque amarillo está cerca de la carretera, cerca de
una vieja casa donde un perro asoma el
hocico por la ventana y observa

los coches.

Pobre o bendito Francisco, él solito se
ha lavado la carita en un charco
y de nuevo se ha hundido

en el barro.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

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