Ese hombre cansado que sale de su oficina
de tres metros cuadrados con sus
vaqueros gastados y su perilla
de hombre cansado
ha dicho que la venta de parcelas
en el extrarradio cierra con un
descenso del dieciocho
por ciento.
Ese hombre cansado que siempre
mira de reojo cuando tiene
que sacar dinero
del cajero
ha visto una explosión en el cielo
camuflada entre las nubes,
ha visto fuego, ha visto
azules.
Ese hombre cansado que todavía
tiene la marca de un cigarro
que hace años apagó en
su brazo
ha descubierto una paloma muerta
en el motor de su coche y ha
quemado esta mañana
su cepillo eléctrico.