No todos
los catalanes aman su dinero.
No todos tienen una relación sexual con su dinero
pero todos quieren a su dinero como un hijo quiere a su madre.
Su vida está plagada de lucecitas verdes standby.
No todos los catalanes son como todos los pedigüeños de la ciudad condal.
Esos que piden y piden y eso ya te lo pedirán después.
No todos aman y los que aman
invierten a largo
plazo.