Mirando al suelo,
como un adolescente buscando colillas,
veo un charco azul.
Es del mismo color quel cielo que piso,
quel reflejo de un paquidermo,
quel pelo teñido de
una Barbie.
Levadura de masa madre lo llaman.
¡Levadura tu puta madre!
Yo sólo quiero un balón pinchado.
Quiero en casa instalados grifos de oro.
Quiero el cuento de una ciudad que no existe.
CUENTO DE UNA CIUDAD QUE NO EXISTE
La conductora del autobús nocturno tenía cicatrices en los brazos.
Conoció a su novio en el bar MEILA 2 de Badalona.
Y ambos fueron felices.
Y ambos comieron perdices.
FIN