El abuelo no era tonto.
El abuelo leía mucho.
Le dijeron al abuelo que se iba a morir.
Se lo dijo la abuela que tampoco era tonta.
Luego murió el abuelo y la abuela leyó.
Leyó y leyó hasta que secó su cerebro y murió.
Amor, enséñales la foto del tumor. – Dijo la abuela.
Deja, deja. – Dijo el abuelo.
Y se fueron cogidos de la mano derecha ella y de la mano izquierda él.
Y desaparecieron entre las nubes del cielo con un libro
en la mano izquierda ella y en
la mano derecha
él.