Se cuenta de un médico de provincias que una vez, paseando a caballo cerca del río, se detuvo entre dos árboles, cerca de un pozo, para espiar a dos muchachas lozanas refrescándose en la orilla, con tan mala suerte que de repente saltó una trucha cerca de donde estaba escondido, asustando al caballo de tal manera que ambos perdieron el equilibrio y cayeron al río. Se ahogaron los dos, el médico y el caballo.