
Nació Donaire Sinestrella
en un pueblo costero del mediodía francés.
Su hermana de leche murió ahogada en
una pequeña playa privada.
Pasó la infancia.
Hizo la primera comunión.
Se hizo un hombre de provecho.
Se hizo mayor.
Rompieron los militares su parte médico.
Conoció a un esquilador alemán.
Se compró un perro pastor.
¡Guau, guau!
Buscó entre muros y cipreses la tumba
de los Hermanos Grimm pero
nunca la encontró.
Se fue de Berlín.
Se cortó el pelo.
Se cortó una oreja y el dedo.
Viajó lejos, muy lejos con todo metido
en una bolsa con hielo.
No tuvo éxito el injerto en Sevilla.
Pobre Donaire Sinestrella.
Buscó y buscó toda
su vida
y sólo encontró en el suelo
una vela de tarta de
cumpleaños.