Sus manos eran
demasiado importantes,
pisaba los charcos y hablaba
con el viento,
y sus ojos no soportaban que
aquella luz nocturna
pretendiera ser
amanecer.
Sus manos eran
demasiado importantes,
pisaba los charcos y hablaba
con el viento,
y sus ojos no soportaban que
aquella luz nocturna
pretendiera ser
amanecer.
Creo que
mi vida se parece
a la de un pato en la orilla, creo que mi vida
es bien parecida a la de
los patos.
Bueno eso, que a veces nadan a contracorriente,
cambian su palmipedirumbo si detectan
micro cambios en la densidad
del aire.
Sí, eso también lo hacen, beber agua bajo la lluvia,
beben agua y se ahogan, y entonces se
despojan de sus plumas
uropigiolizadas.
Son especiales los patos, para lo bueno
y para lo malo, eso dicen de los patos,
que no son como el resto de
las anátidas.
Es increíble, no te imaginas cuánto
amor se llevan los patos cuando
los observas volando hacia
tierras más cálidas.