Por movidas bien raras
la tarde tenía el color del apocalipsis,
cada nube creo, contenía veneno,
y yo me sentía
un puto
paréntesis.
Por movidas bien raras
acabé en cierto polígono de
cuyo nombre no quiero acordarme,
y un fantasma me lanzó una caja de cartón,
y un fantasma me puto lanzó
una puta caja de cartón.
Me dijeron la sombra del humo,
me dijeron una sarta de mentiras,
espero que no me conocieran de nada,
ella, la perfumada y la chica de pelo divertido.