Sus manos eran
demasiado importantes,
pisaba los charcos y hablaba
con el viento,
y sus ojos no soportaban que
aquella luz nocturna
pretendiera ser
amanecer.
poemas de bolsillo
Sus manos eran
demasiado importantes,
pisaba los charcos y hablaba
con el viento,
y sus ojos no soportaban que
aquella luz nocturna
pretendiera ser
amanecer.
Soy de mi pueblo de toda la vida. Ver todas las entradas de Txema Maraví Artieda