No tienes comida,
no tienes cerveza, mira por la ventana,
compra una escopeta.
En la calle abundan los disturbios eléctricos,
mira por la ventana, en un lado de la calle
un hostelero de toda la vida se quema
los pezones con cera de vela,
en otro lado de la calle,
doce ratas hacen
la conga.
Todo se desmorona,
o todo encaja,
o qué se yo.
Escucha esa voz, ese hilo fino que hilvana esferas rojas
y azules más o menos equidistantes, escucha esa
voz que todo el mundo ignora y que ahora
se precipita ecológica.
Reconócelo, tu cerebro es un viejo colchón
en el trastero, una caja de cartón
en el suelo, una zapatilla rota,
unos calcetines Mike.