Sueño que te presto un libro
que nunca me
devuelves.
Sueño que te digo
un lunar en
el pubis.
Sueño que me despierto
contigo y entonces
me despierto.
Sueño que te presto un libro
que nunca me
devuelves.
Sueño que te digo
un lunar en
el pubis.
Sueño que me despierto
contigo y entonces
me despierto.
Buscando setas entre ramas del suelo
me mareo mirando ramas del suelo
entre las hojas.
Buscando setas entre ramas del suelo
compruebo cómo desaparece
una Ziza Hori, compruebo
cómo desaparece
devorada por
los insectos.
Y entonces miro al cielo,
y entonces dejo de marearme
dentro del bosque.
Sabe lo raro que resulta ser para los demás
y por eso cuando sale a caminar
se multiplica
por siete.
No conoce alimañas en la zona media de Navarra,
no escribe casi nada, es la mano de Dios
quien dicta sus palabras.
Se pregunta en ocasiones.
¿Cómo se barren unas escaleras?
¿Se precipita el polvo en partículas?
¿Desciende lo visible como el agua en primavera?
Si bebe café con leche
nunca lo acompaña con un croissant,
tiene miedo de atragantarse como lo hizo
ese pobre hombre
del Baztán.
Se ha chocado un camión cargado de ginebra
con otro cargado de tónica cerca
del polígono Agustinos.
Urge mandar camioneta de limones.
Mientras tanto, en una rotonda cercana, un
camarero calvo aprieta la mandíbula
y se rompe un diente antes de ser
arrollado por un tractor.
Todo se observa reflejado en las llamas,
todo se observa reflejado en
en mi espejo retrovisor.
Los ojos rojos redundan con la mirada
y los amantes follan sin protección
en los pasos de cebra.
Tú me acompañas con los pies en la guantera
y no te fijas en un charco de sangre seca
en medio la calzada.
No te fijas en nada, no te importa nada
el estado de la carretera.
¡Qué majo!
¿Cuántos años tiene?
Cinco.
Parece inteligente.
¿Qué tal se porta?
Bueno, a veces me desobedece
pero por lo general suele
portarse bien.
¿Y hace bien caca?
Sí, he cambiado su dieta y por eso
ahora parecen de oveja
sus caquitas.
Estupendo, hasta mañana.
Sí, hasta mañana.
Se aburre con
calcetines.
Todo parece de juguete.
El cielo pintado de azul claro
y una densa niebla en la ventana.
La planta de plástico amarillo canario
y en la mesa un cuchillo de sierra oxidado.
La taza no es la misma que me regaló mi madre hace un año
y en la cocina espera un momento,
que me levante y compruebe
que todo parece
de juguete.
Nada me molesta y me aburre tanto
como la envidia.
Nada me gusta y me sabe tanto
como la endivia.
Lee mi poema y dime
si nada te molesta y te aburre tanto como la envidia,
si nada te gusta y te sabe tanto como
la endivia.
Lee mi poema
y si resulta que no te gusta ni te sabe tanto la endivia
y no te molesta ni te aburre tanto la envidia
puedo cambiar
endivia por envidia y envidia
por endivia.
“A mi amigo y maestro Gonzalo Cao.”
Todas las capitales de provincia
tienen su calle principal,
su tontódromo.
Las grandes capitales de provincia
tienen varios.
A veces me asusta iluminar la pared
y no encontrar nada
en el bosque.
A veces me asusta pero intento
aceptarlo y pensar en
línea recta.