Punto de arranque

ESTA semana se han escuchado frases heroicas de gente a la que le gusta de verdad la televisión. Decían que se negarían a ver la entrevista de Jordi González a Julián Muñoz. Que no querían ser partícipes de pagar a un chorizo. Luego la Policía ha intervenido y ha dejado las cosas en su sitio. Queda la duda del efecto que el boicot a esa entrevista hubiera significado. El fracaso de la audiencia a ver esa entrevista podía significar un punto de arranque. Que seamos los espectadores quienes mandemos al paro a esa nómina de prevaricadores casados con folclóricas que durante un tiempo adquirieron más interés que cualquier debate del Congreso de los Diputados. Con todo, no sabemos si el futuro de nuestra televisión contará con estos delincuentes ocupando los asientos de los entrevistados mejor pagados. Al fin y al cabo, ellos no son los culpables de que les pongan delante un cheque en blanco. Pero no se explica que a un programa de televisión tenga que acudir la Policía para comprobar si, en efecto, le iban a hacer la entrevista para cerciorarse de que Cachuli iba a cobrar 350.000 euros del ala. No sé quién se hubiera creído a esas alturas los gestos de arrepentimiento de una persona cuyo valor añadido se ha basado en la estafa y el engaño. Pero tampoco se entiende que existan cadenas y personas notables que quieran ganar audiencia en este río revuelto. Se dice que quien está detrás del montaje de esta entrevista es Ana Rosa Quintana como presidenta de Cuarzo, la productora que ha pactado la exclusiva. Hay gente sin escrúpulos para mantenerse en la cima. También les está llegando el día en que los espectadores comencemos a levantarles el dedo corazón. Ese mismo con el que poco a poco vamos echando a toda esta gentuza de nuestro mando a distancia.

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