Más cine, por favor

EN ocasiones se le acusa al cine español de que su temática vuelve de manera reiterada a la Guerra civil como si eso fuera algo sustancialmente malo. Los guionistas de cine ven en este acontecimiento un material tan terriblemente rico que no pueden dejarlo pasar sin hincarle el diente. Televisivamente, sin embargo, el aniversario del comienzo de la Guerra Civil española no tuvo su traducción televisiva en programas que lo recordasen de una u otra manera. Ni la simple reposición de filmes relativos. Sólo el lunes un documental francés con imágenes inéditas de la Guerra Civil recordó algo de aquella tragedia que invadió el país durante tres años. La memoria histórica no tiene cabida en una televisión que apuesta por la frivolidad, por hacer públicos los cuernos del personal y los concursos. Hay que reconocer que la tele ha cambiado hacia lo insustancial. Los grandes informativos recogen cada día con mayor naturalidad los sucesos que antes sólo aparecían en publicaciones como El caso. Entonces se pierde la medida. Una persona mordida por un perro aparece en igualdad de espacio que el tsunami de la isla de Java en la que hay más de 500 muertos y cientos de desaparecidos. Esta alternativa entre frivolidad y personalismo conduce a que se pierda la perspectiva. Ni interesa lo pasado por lejano ni el presente si no viene acompañado de morbo barato. Quizás por eso cada día se agradece más que, junto a la programación para ludópatas, se cuelen programas como Martes de cine o la maravillosa voz y sabiduría de Félix Linares con su La noche de… en la que se hace espectáculo, entretenimiento y cultura. Lo siento por Félix y sus colaboradores, pero hay programas que no deberían tomarse vacaciones. Se corre el riesgo de que se inventen un estúpido juego de esos y luego nadie se acuerde del cine.

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